Blog

¿Por qué estamos criando una generación ansiosa? Tecnología, crianza y el rol de la educación digital

¿Por qué estamos criando una generación ansiosa? Tecnología, crianza y el rol de la educación digital
Posted: jul. 23, 2025
Comments: 0

Niñez conectada, mente saturada: la ansiedad infantil no se resuelve desconectando, sino educando con propósito.

En los últimos años, miles de educadores y expertos en salud mental han encendido las alertas: cada vez más niños y adolescentes presentan síntomas de ansiedad, depresión, insomnio y aislamiento social. Si bien es tentador culpar exclusivamente al uso excesivo de pantallas, la realidad es más compleja y estructural.

La ansiedad en la infancia no es solo producto de la tecnología, sino de cómo estamos construyendo el entorno en el que nuestros niños se desarrollan: hipervigilancia física, soledad digital, escasa autonomía y una desconexión creciente con experiencias reales. En este blog analizamos cómo esta realidad se está normalizando, por qué la educación debe asumir un rol activo, y cómo podemos intervenir desde la primera infancia.


Niñez hipervigilada, infancia desconectada

En las últimas décadas, el modelo de crianza ha cambiado radicalmente. Por temor o por hiperexigencia, muchos padres han pasado de dejar que sus hijos exploren el mundo, a controlar cada paso que dan en el plano físico… mientras les dan acceso ilimitado al mundo digital.

Lo paradójico es que les protegemos del mundo real pero los exponemos al digital sin acompañamiento emocional ni herramientas de autorregulación. Según el psicólogo Jonathan Haidt, autor de The Anxious Generation, este desequilibrio está generando una generación menos resiliente, con baja tolerancia a la frustración y con dificultades para conectar emocionalmente en la vida real.

Los datos lo confirman:

  • Más del 60% de los adolescentes afirman sentirse solos incluso cuando están en compañía.

  • En los últimos diez años, los trastornos de ansiedad se han duplicado entre niños de 10 a 14 años, según la OMS.

  • La media diaria de tiempo frente a pantallas supera las 4,5 horas a partir de los 8 años, y sigue en aumento.


Tecnología: ¿herramienta o factor de riesgo?

La tecnología en sí misma no es el problema. De hecho, puede ser una aliada poderosa del aprendizaje, la creatividad y la conexión social. El problema es su uso sin propósito, sin acompañamiento y sin educación digital de base.

Muchos niños navegan libremente por internet antes de haber aprendido a identificar riesgos, gestionar sus emociones o construir un pensamiento crítico. Así, el dispositivo se convierte en anestesia emocional, pero no en herramienta de desarrollo. La consecuencia: niños con acceso ilimitado a todo, pero sin el criterio ni la madurez para procesarlo.


¿Qué rol debe asumir la escuela ante este panorama?

Los centros educativos tienen hoy una responsabilidad ampliada: no basta con enseñar materias, hay que formar habilidades para la vida. Y eso implica preparar a los estudiantes desde temprana edad para gestionar sus emociones, comunicarse de forma asertiva, resolver conflictos, y también, habitar el entorno digital de manera ética, segura y crítica.

Aquí es donde entra la necesidad de programas estructurados en habilidades blandas y digitales desde la primaria.


D2S: formar personas digitales y emocionales desde la infancia

El programa D2S (Digital and Soft Skills for Kids), alineado al estándar ISTE, propone una ruta educativa desde los 5 hasta los 12 años para desarrollar habilidades digitales, comunicativas, sociales y de ciudadanía digital en la escuela primaria.

El objetivo no es enseñar herramientas, sino formar competencias que les permitan ser niños digitales conscientes, autónomos y seguros. Algunos de los ejes clave que trabaja este estándar incluyen:

  • Gestión emocional y empatía: Reconocer emociones propias y ajenas, expresar necesidades, resolver conflictos pacíficamente.

  • Pensamiento crítico y autonomía: Evaluar fuentes de información, tomar decisiones con criterio, asumir consecuencias.

  • Ciudadanía digital: Saber proteger su identidad digital, comprender los riesgos del ciberacoso y fomentar una comunicación respetuosa.

  • Creatividad digital: Aprender a expresarse mediante medios digitales, crear contenidos y resolver problemas colaborativamente.

Estos contenidos se distribuyen de forma progresiva entre 1º y 7º de primaria, permitiendo una maduración pedagógica real y una integración transversal en el currículo escolar.


Educar para prevenir, acompañar para transformar

La ansiedad infantil no se combate con restricciones, sino con educación, autonomía y vínculos reales. Cuanto antes se introduzcan programas de habilidades blandas y digitales en la infancia, más preparados estarán nuestros estudiantes para enfrentar los desafíos emocionales y tecnológicos de su generación.

Educar en habilidades blandas y digitales no es una tendencia, es una necesidad urgente. Porque los niños no necesitan solo aprender a programar o navegar internet: necesitan herramientas para vivir, sentir y pensar en un mundo que cambia a toda velocidad.

Print

Leave a comment

Add comment